Ser libres, críticos y tolerantes, tan capacitados para valorar y cuidar sus raíces, como para adaptarse a un mundo en continuo cambio.

Protagonistas de su proceso de aprendizaje y comprometidos con la configuración de su personalidad y sus valores.

Activos, curiosos, creativos y entusiastas, seguros de su capacidad intelectual y emocional para desplegar sus potencialidades en el mundo.

Capaces de integrar en sus vidas el deporte y los hábitos saludables; el gusto por las artes, las ciencias y las humanidades, impulsando así un desarrollo humano integral.

Abiertos a la trascendencia y a la espiritualidad, dejándose sorprender por el amor de Jesús, Verbo Encarnado, en sus vidas, en los demás y en la creación.

Sensibles ante los problemas de convivencia, la justicia, la solidaridad y la verdad; inspirados por un estilo evangélico que reconoce a los demás como hermanos.

Alegres y transparentes, capaces de inspirar y de liderar desde la sencillez, la empatía y el servicio.

Constantes y trabajadores(as), sabiendo apuntar a metas altas y nobles, conscientes del valor de la perseverancia y de cuidar los detalles pequeños.