Historia


El 6 de noviembre de 1596, nace Jeanne Chézard de Matel en la finca del Castillo de Matel de Roanne, Francia; es la fundadora de la Orden del Verbo Encarnado.

 

Por gracias especiales recibidas y fiel al llamado de Dios, el 2 de julio de 1625 inicia esta trascendental obra.

En 1670, año en que fallece Jeanne, se tenían 5 Conventos que atendían a las pensionistas (alumnas). Se siguió expandiendo la Obra en el territorio francés.

 

Durante la Revolución Francesa las hermanas se ven obligadas a vivir en la casa de sus familiares o amigos, conservan los Documentos más importantes de la Orden, así como el corazón de la Madre Jeanne (en esa época cuando morían personas importantes o muy queridas, se conservaba el corazón en un estuche especial; por eso el corazón de nuestra Madre ha llegado a nuestros días).

 

En 1816 impulsadas por el Padre Denis se restaura la Orden.

 

Hasta 1929 todas las religiosas del Verbo Encarnado vivían en monasterios autónomos.

 

La Madre Ma. Concepción Solís, apoyada por los obispos de Matehuala, SLP, Chilapa y Cd. de México, realizó los trámites correspondientes en Roma, recibiendo una respuesta positiva el 17 de abril de 1929, quedando así establecido el primer Generalato de la Orden del Verbo Encarnado con el nombre de Congregación de Religiosas del Verbo Encarnado.

En 1939 se estableció el Instituto Anglo Español en la calle de Sadi Carnot No. 54.

 

La Hna. Ma. Inés Pérez Quijano queda al frente de la Institución e inscribe debajo de un árbol, hasta que concluyeron los trabajos de adaptación del edificio para que pudiera ser ocupado como escuela. Se registró el nombre de esta escuela debido al auge de la lengua española y el idioma inglés como consecuencia a la imposibilidad de registrarla con un título de tipo religioso.

Al fallecer la Hna. María Inés, toma la dirección del Colegio la Hna. María Esperanza Cuenca y con una gran visión y entrega generosa impulsa el nivel académico, así como el aprendizaje del idioma Inglés.

 

El Colegio crece, se fundan la Secundaria y el Comercio para que las alumnas pudieran salir a trabajar con una excelente preparación como Secretarias y Contador Privado. No fue suficiente el edificio de Sadi Carnot 54 y se  extendió hacia la Calle de Ramón Guzmán, ahora llamada Insurgentes.

 

Ocupaban también una casa que colindaba con el edificio, ahí se adaptaron otros salones y el patio necesario para las alumnas mayores; también se buscaron otros edificios más, la casa de Gómez Farías 63, para albergar a la Primaria de 1° a 3°, y la Casa de Sadi Carnot 23 para los más pequeños del Jardín de Niños (ahora llamado Preescolar).


La Hna. María Esperanza Cuenca a partir de 1947 continuó la obra educativa sin escatimar esfuerzo alguno para sostener la escuela con alto nivel académico.

Se distinguió siempre por ser una persona que se preocupaba por cada una de las alumnas; conocía personalmente a los padres de las mismas. Aunque por las situaciones de ese momento no se tenía la Asociación de Padres de Familia como hoy se estructura, la relación con ellos era de mucha cercanía, buscando siempre el crecimiento personal de la alumna y procurando que los hogares favorecieran ese crecimiento.


La Superiora General de esos años le confió siempre la formación de hermanas jóvenes que iniciaban su trabajo apostólico en los Colegios. Como era una persona con experiencia, les ayudaba a formarse como excelentes maestras con todo el espíritu generoso y de organización de un Colegio, de tal forma que adquirían una espiritualidad propia de los Colegios del Verbo Encarnado para dar fruto en otros Colegios.


La Hna. María Esperanza Cuenca a partir de 1947 continuó la obra educativa sin escatimar esfuerzo alguno para sostener la escuela con alto nivel académico.

 

Se distinguió siempre por ser una persona que se preocupaba por cada una de las alumnas; conocía personalmente a los padres de las mismas. Aunque por las situaciones de ese momento no se tenía la Asociación de Padres de Familia como hoy se estructura, la relación con ellos era de mucha cercanía, buscando siempre el crecimiento personal de la alumna y procurando que los hogares favorecieran ese crecimiento.

 

La Superiora General de esos años le confió siempre la formación de hermanas jóvenes que iniciaban su trabajo apostólico en los Colegios. Como era una persona con experiencia, les ayudaba a formarse como excelentes maestras con todo el espíritu generoso y de organización de un Colegio, de tal forma que adquirían una espiritualidad propia de los Colegios del Verbo Encarnado para dar fruto en otros Colegios.

Durante 22 años prestó el servicio de Directora de lo que ella llamaba siempre «la escuelita»; el Colegio se fue transformando en una gran Institución. Tenía un don muy especial que recuerdan las exalumnas: cuando ella se acercaba al micrófono para dirigir la formación o alguna otra actividad, sin decir una sola palabra las alumnas tomaban su lugar de formación correspondiente.

 

Otra cualidad que hay que resaltar de esta querida Hermana es que desde joven su salud no fue muy buena y con el trabajo que supuso la formación de este Colegio, aún se fue deteriorando más esto nunca fue un obstáculo, pues supo formar equipo con hermanas que sabían responder y al tener claros los propósitos apostólicos, para ella era posible dirigir el Colegio con mucho acierto.

 

Durante 22 años prestó el servicio de Directora de lo que ella llamaba siempre «la escuelita»; el Colegio se fue transformando en una gran Institución. Tenía un don muy especial que recuerdan las exalumnas: cuando ella se acercaba al micrófono para dirigir la formación o alguna otra actividad, sin decir una sola palabra las alumnas tomaban su lugar de formación correspondiente.

Otra cualidad que hay que resaltar de esta querida Hermana es que desde joven su salud no fue muy buena y con el trabajo que supuso la formación de este Colegio, aún se fue deteriorando más esto nunca fue un obstáculo, pues supo formar equipo con hermanas que sabían responder y al tener claros los propósitos apostólicos, para ella era posible dirigir el Colegio con mucho acierto.

Después de 20 años de funcionamiento del Colegio en Sadi Carnot No. 54 y algunos grupos en Gómez Farías No. 63, se logró construir un edificio más amplio y funcional en Sadi Carnot Nos. 38 y 44. En el año de 1958 el canónigo Francisco Ma. Aguilera bendijo el Colegio, comenzando las clases en ese mismo año.

 

Después del terremoto de 1985, las hermanas decidieron aprovechar al máximo los recursos humanos y materiales de las dos Escuelas Primarias existentes en ese tiempo, por lo que el Consejo General, presidido por la Madre Leticia María Dibildox Martínez, decidió fusionarlas. La Primaria del Instituto Pedagógico Anglo Español ubicado en la calle de Jalapa No. 44 en la Colonia Roma, pasó a formar parte de la Primaria del Instituto Anglo Español de Sadi Carnot No. 44, Col. San Rafael, para el ciclo escolar 1986 – 1987, quedando como Directora la Madre Gloria Leticia Ramírez Godoy, de quien nació la iniciativa de la Fusión de las escuelas.

 

Al paso de los años, los padres de familia expresaron su deseo de que sus hijos varones fueran inscritos en la escuela, respondiendo a las necesidades de nuestro tiempo. Para el curso escolar 1995 – 1996 se inició la educación mixta a partir del primer grado.

 

Durante el curso escolar 2020-2021 el Colegio ha respondido en el trabajo virtual. Los maestros se han desempeñado en constante actualización y con ejemplar generosidad han hecho posible dar continuidad a la Misión del Instituto.

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